Hay muchas otras leyes y constantes en la naturaleza que tuvieron que ajustarse con precisión para que el universo sustentara la vida. Dios podría haber provocado todo esto en un instante si hubiera querido. Pero la evidencia que encontramos hoy en las cosas que creó apunta a la conclusión de que lo hizo a través de estos procesos naturales durante largos períodos de tiempo.